Cocido Madrileño
El cocido madrileño es un plato imprescindible de la gastronomía de Madrid, y que tienes que pedir sí o sí si vas a la capital. Pero no hace falta que te desplaces para degustar este guiso, ya que lo puedes preparar fácilmente desde tu propia casa.
El elemento esencial que no puede faltar en un cocido madrileño son los garbanzos. Pero no están solos. les acompañan algunas verduras, y sobre todo carnes y viandas, como el tocino de cerdo, además de chorizo, morcilla o manos de cerdo.
La forma de servir el plato es muy llamativa: El caldo en el que se cuecen todos estos elementos se suele colar y servir por separado. Primero se sirve el caldo, y después los garbanzos y el acompañamiento en seco.
El cocido madrileño comparte con el hummus la inclusión de garbanzos, que son la estrella en los dos platos. Si te gusta el cocido madrileño, prueba estas diferentes recetas de hummus, que también te encantarán por su exótico sabor.
Cocido madrileño tradicional
El cocido madrileño es uno de los platos más conocidos de la gastronomía española y es un plato contundente, que no deja indiferente a nadie. Aporta un gran índice de energía y es ideal para los días en los que más frío hace.
Ingredientes del cocido madrileño tradicional
Para la elaboración de este contundente plato se necesitan estos ingredientes:

- 500 gramos de garbanzos.
- 600 gramos de jarrete de ternera o morcillo.
- 300 gramos de falda de ternera.
- Un cuarto superior de pollo.
- Un trozo de panceta fresca.
- 1 Chorizo
- 1 Morcilla (opcional)
- 2 Puerros.
- 3 Zanahorias.
- 3 Patatas.
- Medio repollo grande.
- Huesos de jamón, espinazo salado, caña blanco y rodilla de ternera.
- Fideos.
- Sal (a discreción)
Modo de elaboración del cocido madrileño
Los garbanzos hay que dejarlos en remojo el día anterior, para poder hacer la receta correctamente. Los huesos y la carne deben lavarse muy bien bajo el grifo para eliminar cualquier resto de suciedad que pudiera llegar a haber.
Colocaremos la carne y los huesos en la cazuela donde se vaya a preparar esta receta, procurando que sea de gran tamaño. Lo cubriremos todo con agua fría y lo calentamos todo hasta que comience a hervir, momento en el que bajaremos la temperatura.
Lo que sí hay que hacer es ir retirando la espuma que se irá formando en la parte superior del caldo con la ayuda de una espumadera.
Posteriormente incorporaremos los garbanzos ya escurridos y dejaremos que se vayan haciendo hasta que estén tiernos. Esto llevará unas dos horas aproximadamente, dependiendo de la clase de garbanzos que hayamos elegido y de la potencia que usemos.
Cuando pase ese tiempo sacaremos los huesos y los reservaremos, agregaremos el repollo cortado en trozos, la parte blanca de los puerros bien lavados, las zanahorias lavadas y peladas y las patatas.
Cocinaremos entre 30 y 40 minutos más, tras los cuales habrá que sacar el caldo para servirlo como primer plato, habiéndolo colado antes para servirlo limpio y evitar que haya presencia de trozos de hueso o cualquier otro resto haya podido quedar.
Corregiremos el punto de sal si hiciera falta y el caldo lo dejaremos en otra cazuela para calentarlo posteriormente.
Por otro lado, en otra cazuela coceremos el chorizo y la morcilla, embutidos a los que previamente habremos pinchado varias veces para desgrasarlos bien y no llenen de grasa el cocido. El caldo tiene que cubrir todos los ingredientes para que resulte más efectivo el proceso de desgrasado.
Después, los incorporaremos el resto del cocido junto al resto de ingredientes y los dejaremos allí hasta acabar de cocinar las verduras, carnes y garbanzos, lo que hay que comprobar que todo esté bien hecho antes de servir.
Cuando se vaya a servir el cocido madrileño tradicional, hay que hacerlo en tres veces. El primero es el caldo que habíamos separado y al que habremos incorporado fideos, sirviendo el plato cuna vez se hayan cocido.
El segundo plato se sirve con los garbanzos y verduras troceadas, en una bandeja para que cada comensal se sirva lo que quiera. Finalmente, el tercer plato se servirá con una mezcla de la panceta, la carne, el chorizo y la morcilla, todo ello bien troceado en trozos grandes.
Sin duda alguna, se trata de una receta que aunque lleva tiempo hacerla en una cazuela u olla convencional, el sabor es realmente excelente, aunque no apto para todos los estómagos dado que son tres platos y es una comida bastante contundente.
Aún así, es ideal para disfrutarla con la familia o los amigos y sobre todo para los días en los que hace más frío.